¿Qué son?
La función principal del sistema de frenado es la de detener el vehículo de forma inmediata y óptima en situaciones de desaceleración o emergencia.
Existen dos tipos de sistemas de frenado: el de disco y pastillas de freno y el de tambor de freno, aunque este último se usa cada vez menos.
En el caso de discos y pastillas de freno, éstas tienen un mayor desgaste ya que son de un material mucho más blando que el de los discos y soportan casi el 80% de la potencia que se ejerce en la frenada. Los discos se encargan de soportar las altas temperaturas a las que están sometidos.
El sistema de frenado de tambor está compuesto por las zapatas, el bombín y el tambor de freno.
Cuándo cambiar pastillas, discos y zapatas
Las pastillas se deben revisar cada 10.000 km y sustituirlas cuando su espesor esté por debajo de 3 mm, los discos se revisan con el cambio de pastillas y se deben sustituir cuando el grosor esté por debajo de las especificaciones del fabricante.
En el sistema de tambor, las zapatas se revisan a partir de los 40.000 km y se sustituyen cuando su espesor sea menor de 1.5mm, los tambores, al igual que los discos, se revisan al cambio de las zapatas y se cambian cuando el espesor se sitúe por debajo de las especificaciones del fabricante.
Líquido de frenos
El sistema de frenado esta también compuesto por el líquido de frenos, que es el encargado de transmitir la fuerza que ejerces desde el pedal sobre las cuatro ruedas.
Se debe sustituir cada dos años, ya que pasado este tiempo el líquido empieza a perder propiedades y puede llegar a hervir dentro del sistema de frenado, dejando al vehículo sin frenos, debido a las burbujas que se forman.